La guerra del volumen
La guerra del volumen, también conocida como "loudness war", es un fenómeno que ha marcado la producción de música desde los inicios de la grabación de audio. Este artículo explora su historia, causas, efectos y el impacto que ha tenido en la calidad del sonido.
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Orígenes de la Guerra del Volumen
La guerra del volumen se remonta a los primeros días de la grabación musical, donde el objetivo era destacar en un mercado competitivo. Desde la era del disco de vinilo, los ingenieros de sonido comenzaron a notar que **una grabación más fuerte tenía más probabilidades de ser seleccionada para su difusión en radio**. Esto llevó a una carrera por hacer que las grabaciones sonaran más altas que las de la competencia, utilizando compresores y limitadores para maximizar el volumen[1][2].
Psicoacústica y Percepción del Sonido
La base de esta guerra radica en la psicoacústica: los oyentes tienden a percibir los sonidos más fuertes como de mejor calidad, independientemente de su contenido real. Esta percepción se debe a que el sistema auditivo humano es más sensible a ciertas frecuencias, especialmente en el rango medio, lo que hace que un sonido más fuerte parezca más detallado y definido[2][5].
Evolución y Culminación
Durante los años 90 y principios de los 2000, la guerra del volumen alcanzó su punto máximo. Las grabaciones se comprimieron al máximo para lograr niveles de volumen extremos, sacrificando el rango dinámico y, en muchos casos, la calidad del sonido. Esto resultó en distorsiones y una experiencia auditiva menos placentera[1][4]. Un caso notable fue el álbum Death Magnetic de Metallica, donde los fans notaron diferencias significativas entre las versiones del CD y las del videojuego Guitar Hero, lo que generó un debate sobre la calidad del audio y la compresión excesiva[4].
Impacto de las Plataformas Digitales
Con el auge de los servicios de streaming a partir de 2010, la guerra del volumen comenzó a perder fuerza. Muchas plataformas implementaron algoritmos que normalizan el volumen de las canciones, lo que limita la capacidad de los ingenieros para maximizar el volumen sin sacrificar calidad. Esto ha llevado a una mayor conciencia sobre la importancia del rango dinámico y ha incentivado a algunos artistas a priorizar la calidad sobre el volumen[1][4][5].
Conclusiones
La guerra del volumen ha sido un fenómeno complejo impulsado por factores técnicos y psicológicos. Aunque ha llevado a una serie de prácticas perjudiciales para la calidad del sonido, el cambio hacia plataformas digitales está ayudando a mitigar sus efectos. A medida que la industria musical continúa evolucionando, existe una creciente esperanza de que se priorice la integridad sonora sobre la mera cantidad de decibelios. La lucha por un sonido más puro y auténtico parece estar ganando terreno en un paisaje musical cada vez más digitalizado[2][4].
Citations:
[1] https://www.xataka.com/audio/guerra-volumen-musica-muy-real-que-provoco-que-queda-ella-ahora
[2] https://sonipedia.com/blog/la-guerra-del-volumen
[3] https://core.ac.uk/download/pdf/38811091.pdf
[4] https://es.rollingstone.com/la-loudness-war-semblanza-de-una-guerra-perdida/
[5] https://www.hispasonic.com/blogs/guerra-volumen/37078
[6] https://es.wikipedia.org/wiki/Quena
[7] https://saxofonchile.files.wordpress.com/2016/12/5b73ed_d8f065fa45d545d590ad731ddf90fa0b.pdf
[8] https://www.aacademica.org/edgardo.civallero/272.pdf